- El ciclista esloveno repite la estrategia del año pasado con un ataque a 100 kilómetros de meta para ganar su segundo Mundial consecutivo
- El belga Remco Evenepoel se hizo con la medalla de plata y el irlandés Ben Healy se colgó el bronce
Con la misma estrategia que el año pasado, Tadej Pogacar ha vuelto a proclamarse campeón del mundo de ciclismo en ruta. Un año después, ha repetido esa (aparentemente loca) táctica de atacar a más de 100 kilómetros de meta que ya hizo en Zúrich y ha vuelto a ganar con absoluta superioridad, por delante del belga Remco Evenepoel, plata a 1:28, y del irlandés Ben Healy, bronce a 2:16.
Pogacar, que terminó la carrera con un tiempo de 6 horas, 21 minutos y 20 segundos, a un promedio de 42,089 km/h, se tomó cumplida revancha de Remco Evenepoel, que le dobló hace una semana en la prueba de contrarreloj. Hoy, el belga protagonizó una historia de pura avería y redención, pasando de un enfado monumental con su bici a una brillante remontada que le llevó a la plata.
Escaso premio para la enorme ambición de Remco, que lloró tras la meta por la oportunidad perdida de haber luchado el oro al imbatible Pogacar. No aguantó el cambio de ritmo con el que el esloveno dinamitó la carrera y culpó al sillín de su bicicleta, que cambió por otra que tampoco se ajustaba a sus dimensiones. Contrariado, decidió parar para cambiarla por una tercera montura perdiendo un tiempo precioso que acabaría pagando caro.
Mientras, por delante, Tadej Pogacar ya empezaba a definir el guion de la carrera. A ese ataque le respondió Juan Ayuso y, poco después, también Del Toro. Tres UAE en cabeza de carrera que, sin embargo, pronto serían dos. Tras un breve intercambio de palabras con Pogacar, el mexicano apretó en el muro de Kigali y reventó a Ayuso.
El dúo siguió su camino con firmeza, Ayuso se integró en el grupo perseguidor y Evenepoel inició su inesperada remontada. Pero la inusitada fuerza de Del Toro se quedó en nada y unos problemas estomacales le impidieron seguir en cabeza junto a Pogacar. El esloveno, a 65 kilómetros para el final, siguió en solitario, convirtiendo la prueba en ruta en una contrarreloj hacia su segundo oro mundialista.
Por detrás, el ‘chico maravilla’ había impuesto un ritmo durísimo que pocos pudieron aguantar. Lo intentó Ayuso, pero de nuevo se le atragantó el muro de Kigali, y el belga se marchó con el danés Skjelmose y el irlandés Healy, dejando también atrás a Pidcock y Hindley. Aún quedaban 45 kilómetros para el final, pero Pogacar nunca vio peligrar su ventaja.
A pesar de los intentos del trío perseguidor, el esloveno mantuvo siempre diferencias superiores al minuto, y pronto se dieron cuenta de que la lucha no era por el oro, sino por la plata y el bronce. El oro ya tenía dueño. Mientras Pogacar volaba con su alegre e imparable ritmo, por detrás la unión se deshizo cuando Evenepoel quiso. Fue a 18 kilómetros del final. El belga demarró y no encontró resistencia para abrir un hueco que le aseguró la plata.
La lucha por el bronce la ganó Healy. El irlandés redondea una temporada fantástica, en la que ya ganó una etapa en el Tour de Francia, donde también vistió de amarillo, para darle a Irlanda una medalla de bronce mundial 36 años después. Cruzó la meta feliz, al igual que un Pogacar que sigue ampliando su impresionante trayectoria en el mundo del ciclismo.